La masa muscular alcanza su mayor desarrollo alrededor de los 30 años y luego disminuye lenta pero constantemente. Cuando sucede esto se llama sarcopenia.


¿Cómo puede afectarnos la sarcopenia en la vida diaria?
Perder masa y por lo tanto fuerza muscular, aumenta el  riesgo de presentar discapacidad física, deterioro de la calidad de vida y riesgo de caídas.
Además, hay una estrecha relación entre el músculo y el hueso, determinando que la pérdida de uno conlleva a la pérdida del otro y viceversa, o sea que cuando más fuertes son nuestros músculos más fuertes serán nuestros huesos.

¿Cómo sé si tengo sarcopenia?
El diagnóstico de la sarcopenia se hace a través de la medición de la masa muscular por densitometría (DXA) como criterio necesario para el diagnóstico, más otra prueba de la función muscular (prensión palmar o “hand grip”, velocidad de marcha o prueba de levantarse y andar).

¿Cuán frecuente es?
En mayores de 60 a 70 años es del 5% al 13%.
En las personas mayores de 80 años oscila entre el 11% y el 50%.
Lamentablemente, estas cifras van en aumento.

¿Cómo se puede prevenir o mejorar?
La baja masa y fuerza muscular son potencialmente reversibles, así que vale la pena identificar a los pacientes en riesgo, y prontamente comenzar a prevenir o mejorar la afección mediante ejercicios de resistencia física y dieta con contenido proteico y administración de vitamina D para mantener huesos saludables. 
Pero además, el ejercicio tiene mucho más beneficios en nuestra salud...
Al ejercitarnos, mejoramos la postura y los músculos se tonifican, asegurando una buena cantidad de calcio en nuestros huesos y agilidad con equilibrio necesario a la hora de soportar tropezones y caídas.

¿Cuáles son los elementos a considerar? ¿Qué actividad es la más recomendable de acuerdo a tu edad?
Antes de iniciar cualquier actividad debés consultar con tu médico, quien evaluará a través de distintos tests de aptitud física, clínica y cardiovascular cuál es el estado inicial y en función de ello organizará una rutina y/o aconsejará cuál es la mejor actividad a realizar. 

  • La actividad que elijas debe ser placentera y los instructores idóneos.
  • Una frecuencia de 2 a 3 veces por semana logra beneficios cardiovasculares y músculo-esqueléticos.
  • El ejercicio debe contemplar la corrección postural.
  • La flexibilidad debe lograrse con estiramientos suaves y progresivos, evitando las flexiones y las rotaciones repetitivas y bruscas de la columna.
  • No importa la edad. Bien conducidos, los ejercicios de soporte de peso o contra resistencia nos fortifican y con ello el calcio en nuestros huesos aumenta y nuestro rendimiento articular también.
  • La natación y los ejercicios en el agua son ideales para lograr gasto de calorías sin forzar las rodillas para los que tienen compromiso de sus miembros inferiores.
  • Caminar a un ritmo constante y lograr al menos sin parar 10 a 20 minutos.
  • La bicicleta también permite entrenamiento cardio-pulmonar, es importante la postura de la cintura, es decir evitar sacar la cola para afuera.
  • La gimnasia modeladora, gimnasia yoga, eutonía, baile, toda disciplina que considere al cuerpo como un todo integrado es útil para ejercitarnos en forma equilibrada y beneficiosa.